Vuelta en negro

Con “Death Magnetic”, su noveno álbum de estudio, Metallica vuelve a las raíces, algo que sus fans vienen esperando hace un buen tiempo.

Días antes de la salida de un álbum, es muy común escuchar a músicos decir que el inminente disco es el mejor de su carrera (o el mejor desde el que ellos consideren su mejor trabajo). Claro que cuando estas clásicas declaraciones son realidad, a uno no le queda otra que regocijarse en el nuevo material.

Rick Rubin, a cargo de la producción, sugirió que utilizaran las canciones de sus primeros discos como puntos de referencia. El resultado está a la vista. Diez canciones, más de 70 minutos de puro metal.

Una especie de latido, seguido de una melodía suave, da paso a una guitarra distorsionada y a un preciso machaque del redoblante. Segundos más tarde un riff filoso inicia “That was just your life”, inmejorable manera de abrir el disco.

Las referencias a los primeros discos de Metallica son inmediatas.“The day that never comes”, primer corte, comienza con un suave arpegio que hace acordar al clásico “Fade to black”, del disco “Ride the Lightning”. A medida que se desarrolla el tema, el clima va in crescendo hasta desembocar en un solo a manos de Hammett.

Las listas de temas de sus últimos shows nos dan la pauta del sonido con el que la banda busca reencontrarse: ninguna canción posterior al “Álbum negro” se pudo escuchar en una reciente presentación en Estambul, Turquía.

“The Unforgiven III” no alcanza el nivel de las clásicas primera y segunda parte. Sin embargo, sirve para frenar un poco la vorágine de los temas anteriores, y además nos entrega el mejor solo del disco.

“Cyanide”, más cercana al sonido de los ’90, tampoco decepciona, y “The judas kiss” parece extraída del “Álbum Negro”, y eso ya es decir mucho.

Uno puede pensar que un tema instrumental puede llegar a aburrir un poco. No con Metallica, que ya nos tiene acostumbrados a grandes canciones sin letras, tales como “The call of ktulu” u “Orion”. “Suicide and redemption” nos da una muestra de los recursos de la banda.

Lo único reprochable del disco es la larga duración de los temas, que promedian los siete minutos cada uno.

El cierre llega con "My apocalypse", que si bien puede ser lo más flojo del álbum, no alcanza a opacar el resultado final.

A esta altura, a uno no le queda otra que afirmar como verdaderas aquellas declaraciones que decían que “Death magnetic” es lo mejor de la banda desde el mítico “Álbum negro”.

Guillermo Civale