miércoles, 24 de septiembre de 2008

Viajando por un mundo mágico

Epica, la banda holandesa que mezcla gothic metal con sinfónico, se presentó por tercera vez en nuestro país, el pasado jueves en el Teatro Flores. En el marco de su gira “The divine conspiracy-South american tour 2008” y a sala llena, ofrecieron un show de primer nivel.



Gran estrategia


Tras sus dos exitosas actuaciones en diciembre de 2005 y en abril de 2007 (ambas en el ND Ateneo) Epica regresaba a la Argentina para mostrar las canciones de su más reciente placa, “The divine conspiracy”. Se sabía que este concierto iba a ser el más convocante, debido a su majestuoso último gran disco, al boca en boca y a las colosales críticas que habían recibido sus shows anteriores.


Se van encaminando


Luego de la actuación de For Everness, que contó con la presencia de Diego Valdéz como invitado, le llegó el turno a Lord Kraven, quienes convencieron a los presentes con una gran puesta escénica y un sonido compacto y demoledor. “Malditos dioses” y “I’m alive”, de Helloween, dos de los cinco temas que pasaron.


Linda e inteligente, ¿qué más querés?


Con un teatro completo, Epica comenzó su concierto a las 20:35 hs. mediante la introducción “Indigo”, mientras el público cantaba en apoyo al grupo. Durante estos 2’ 05”, los músicos fueron ingresando de uno y recibiendo ovaciones en particular. Su cantante, Simone Simons, fue la última en unirse y la más aclamada. Ya con “The obsessive devotion” en curso, el sonido era muy bueno aunque no en el volumen deseado (estaba un poco bajo). Para la cuarta canción, la perfección musical se había adueñado del lugar.


“Argentina, ¿Cómo están? Estamos muy contentos de estar de acá nuevamente, tocando para este hermoso público”, fueron las primeras palabras que se escucharon, en boca de Mark Jansen (guitarra y voz gutural). Con estos mensajes, sus constantes arengas y su carisma natural, el guitarrista se metió a la masa en el bolsillo. Simons no se quedó atrás y enamoró a todos con su voz angelical, su belleza y su buen manejo. Siguieron con Sensorium” y “Menace of vanity”.


La polifonía que produce la conjunción de la voz de Simons con la Jansen es atrapante, logrando una combinación exacta e ideal. Tanto los amantes del gótico como del black pueden estar a gusto con esta propuesta, siempre y cuando no sean ortodoxos del estilo. También los teclados de Coens son fundamentales en el sonido del grupo, ya que obtiene ambientes atmosféricos y persuasivos, que le da la pausa necesaria. Con Fools of damnation y Cry for the moon, los asistentes cantaron y disfrutaron a full.


¿Te emocionaste? Llora, animate


Llamó la atención que durante el solo de batería de Ariën Van Weesenbeek el público respondiera de manera más efusiva para las partes simples que para los segmentos complejos. En definitiva, fue un solo que no descolló, pero que cumplió con todos los requisitos básicos (algo de virtuosismo y arenga a la masa). Dando vueltas por el local, podíamos observar una gran variedad de público, donde las imitadoras a la cantante sobresalían de los demás (mucho corsé y pelo colorado).


Un momento grandioso fue cuando Simons quedó a solas junto a su tecladista Janssen para interpretar la balada Solitary ground. Sin dudas, hicieron inquietar a todos los presentes. Por si fuera poco, siguieron en esta línea con “Black infinity”. Tras este combo, Simone se llevó una tremenda ovación. Mark quedó a cargo del grupo para despacharse con “Crytal mountain”, cover de los desaparecidos Death.


Recién comienza este idilio


Los músicos dejaron momentáneamente el escenario para descansar algunos minutos. Durante el break dejaron sonando una música sinfónica y sentimental que duró hasta que Mark reapareció en las tablas. Tras algunas declaraciones predecibles, le pegaron “Sancta terra” y “Mother of light”.


“Hasta la vista, baby”, fueron las palabras finales de Simons antes de partir. Otra gran pieza musical sonaba de fondo mientras los músicos saludaban y regalaban souvenirs para sus fans. Tras dos horas exactas de show, los holandeses se retiraban con la satisfacción del deber cumplido.


Hoy en día, en el mundo existen miles de bandas del estilo de Epica, pero pocas son las que sobresalen de la media. Desde hace más de seis años vienen superándose y mostrando un nivel casi superlativo. Este crecimiento musical constante trae aparejado una mayor venta de entradas y de discos. En Buenos Aires se vio reflejado esta evolución.


Daniel Grosso

Foto: Fernando Fernández

6 comentarios:

Anónimo 24 de septiembre de 2008, 10:24  

la mina esta requetecojible, pero la banda es horrorosa

Anónimo 24 de septiembre de 2008, 10:43  

Mejor subtítulo: ¿Te emocionaste? Llora, animate. Una nueva versión del famoso Si querés llorar, llorá.

Anónimo 24 de septiembre de 2008, 11:29  

que haces agosto, no tengo msn en el laburo, hablame por aca

Jurassic5 24 de septiembre de 2008, 12:47  

la verdad que envidio un poco a las bandas de metal y sus derivados, siempre, pero siempre, vienen las banda que les gustan, que banda faltaria venir? yo creo que ninguna, los felicito amigos del metal!

Anónimo 24 de septiembre de 2008, 14:50  

A mi me gustó "Linda e inteligente, ¿qué más querés?"

Anónimo 24 de septiembre de 2008, 19:07  

La foto a Simone Simons, no se la podia sacar otro que Fernando Fernandez

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