sábado, 4 de octubre de 2008

Trenes que no son balas

A principios de septiembre, se estrenó “La próxima estación”, un nuevo documental de Pino Solanas que, en este caso, muestra el proceso que hizo que los trenes de Argentina estén como están.




Hacia mediados de 1990, el gobierno de Carlos Menem privatizó las empresas del Estado; los trenes, que en teoría serían modernizados por completo y prestarían un servicio superior, comenzaron entonces con la debacle que hoy denotan. Por su parte, los trenes interurbanos fueron directamente suspendidos; infinidad de pueblos, que a través de ellos se comunicaban con Capital, quedaron aislados de ella y, así, comenzó también un proceso de emigración hacia la metrópoli sin precedentes.


La situación, en consecuencia, se reflejó en las rutas: la cancelación del 80% de los trenes aumentó abrumadoramente el transporte automotor y consigo los accidentes de tránsito: en 2007, murieron ocho mil personas por tal motivo. Además, el devenir de los sucesos trajo desempleo por doquier (85.000 despidos) y miles de vagones y máquinas condenadas al abandono (800 estaciones cerradas), sin contar siquiera los acostumbrados reclamos cada vez más violentos de los pasajeros que no resisten más el actual servicio ferroviario.


“La próxima estación”, el nuevo documental de Pino Solanas, que se estrenó a principios de septiembre, detalla el referido proceso que hizo que los trenes de Argentina estén como están; la producción, también, plantea la confusión que existe entre lo que es público y privado, ya que señala que aunque el ferrocarril esté concesionado a sectores privados, sigue siendo patrimonio público.


El film, fundamentalmente, produce indignación, profunda pena porque enseña una historia lamentable que asimismo posee una actualidad que tiene una cara que no se muestra: mientras las noticias no pierden de vista quema de vagones y explosiones de furia de los pasajeros, la película viaja por los pueblos convertidos en fantasmas por la supresión de los trenes interurbanos y hace lo propio también por las mismas estaciones, vagones y máquinas incomprensiblemente deshechadas, cuya única compañía son las excreciones de las palomas.


Sin embargo, “La próxima estación” no sólo pega cachetadas a la conciencia —como observar a altos funcionarios desconocer la situación que denuncia y quedarse sin palabras ante la inquisición de Solanas— sino que también incluye testimonios de personajes entrañables, que dedicaron su vida a trabajar en el servicio de ferrocarriles y que a fin de cuentas, al igual que el autor del documental, se permiten soñar que en un futuro la moneda se dará vuelta y los trenes volverán a ser lo que fueron, y aún mejores también. Acaso, precisamente, este optimismo sea lo único digno de objeción de la realización.


Ficha técnica

La próxima estación (Argentina, 2008)

Dirección y guión: Fernando Solanas

Duración: 115 minutos

Fotografía: Rino Pravatto, Mauricio Minotti, Alejandro Fernández Mouján, Fernando Solanas

Música: Gerardo Gandini

Montaje: Alberto Ponce, Mauricio Minotti, Fernando Solanas


A continuación, un adelanto de la producción:



Augusto Do Santos

3 comentarios:

Solsindroga 5 de octubre de 2008, 14:27  

Buenisimo Augusto!

Anónimo 6 de octubre de 2008, 21:16  

Muy bueno loco! Me re cebó. Coin Pino hasta la muerte (?). Pero leyendo el final de la nota, lo que más me entristece no es la consición de los trenes sino ver que Do Santos se hizo emo.

Anónimo 7 de octubre de 2008, 19:57  

Vamos pino todavía!

con éste tipo los milicos van a disgregarse hasta que sus huesos abonen la tierra.

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