Fiestita de veinte

DIVIDIDOS festejó sus veinte años de carrera con un doblete a lleno total en El Teatro de Flores, los días martes y miércoles de la pasada semana, acompañados por amigos e invitados que reconstruyeron la historia de la Aplanadora del rock.

Después de leer el muy buen informe elaborado por AUGUSTO -acá y acá-, solo resta dejar algunas palabras sobre el show que DIVIDIDOS realizó el miércoles 11, a modo de complementar estos festejos por las dos décadas.

El lugar estaba decorado cual cumpleaños de quince, con arreglos de globos sobre los balcones del ex Teatro Fénix. Además, tras cortar la entrada, los muchachos de seguridad, repartían globos desinflados con la leyenda “10 JUNIO 1988 - 10 JUNIO 2008, 20 AÑOS CON LAS MISMAS GANAS”. Muy pintoresco, aunque daba lástima inflarlo y luego revolearlo por los aires. Por eso es que muchos optaron por guardárselo en el bolsillo como recuerdo para siempre –o hasta que dure sana la goma del globo- de esta memorable fecha.

A las nueve en punto, después de notar la sombra de RICARDO MOLLO con la mochila al hombro, se corrió el telón y se pudieron ver dos cosas de veinte años atrás: a GUSTAVO COLLADO tras la batería y la vieja Roland que RICARDO solía usar en aquel entonces. Con DIEGO ARNEDO de riguroso negro, el show arrancaría con “Che, ¿que esperás?” y se subiría un segundo invitado, GILLESPI, quien acompañaría en “Light my fire” con su trompeta.

Al termino de este revival, subiría por fin CATRIEL CIAVARELLA, dando comienzo el show de siempre, aunque amagaban con una u otra sorpresa en el medio, especialmente cuando le sacaban polvo a canciones como “Los hombres huecos” (en un meddley entre “¿Qué tal?” y “Azulejo”), “Vengo del placard de otro” –acústica y a dos guitarras-, “Un alegre en este infierno” y “¿De qué diario sos?”, sobre el cual habría que hacer un paréntesis.

Se trata de uno de los mejores temas del grupo, y sin embargo la última vez que lo tocaron fue hace cuatro años. Antes de eso, la última vez había sido... ¡cuatro años atrás también! Se puede decir que es como River o los Juegos Olímpicos de DIVIDIDOS.

Luego llegaría el turno del invitado más destacado, quién también ocuparía la batería: JORGE “MAGOO” ARAUJO aportó magia en “Ay, que dios boludo”, “Tomando mate en La Paz”, y, otro desempolvado, “La gente se divierte”. Así, dejó en evidencia que es el batero que mejor le sienta al sonido de la banda: sensibilidad de conservatorio pero muchos huevos rockeros. Una pena que ya no esté.

También tendría lugar “el mejor guitarrista vivo del país” (MOLLO dixit), cuando ALAMBRE GONZÁLEZ acompañó en “Par mil” y “Zombie”, que incluyó un fragmento de “Whola lotta love”, de LED ZEPPELIN.

Ya en las postrimerías, el show se fue deshilachando a causa de los clásicos, esos temas que ellos disfrutan tocar, pero los de abajo se aburren de escuchar. Entonces, se dan por aludidos los “Paisano de Hurlingham”, “Rasputín”, “El 38”, “Cielito lindo” y, sobre todo, el momento grandilocuente de “Voodoo child”, que implica una larguísima zapada de diez minutos. El cierre definitivo quedó marcado por la magnífica “Ala delta” y dos covers a modo de influencia: “Sucio y desprolijo”, de PAPPO’S BLUES y “Nextweek”, hit de SUMO.

Más allá de que la fiesta de los veinte años pretendía revisitar gran parte de la historia de DIVIDIDOS, la misión fue lograda a medias. Debe ser porque hace seis años que no editan nuevo material, a pesar de haber presentado nuevamente “Muerto a laburar”, canción que formaría parte de lo que se viene y dedicada a LUCA PRODAN. En pocas palabras, el repertorio está gastado y necesita de inmediato un gran cambio, ya sea con nuevo disco o que la banda ensaye más joyitas que hace tiempo no tocan, y menos con invitados “lindos”.

Ezequiel Ruiz

Foto: Cristian Seligmann