El arte del buen comer
Vuelve la sección que es la mismísima envidia de Choly Berreteaga, esta vez, de la mano de un clásico argentino.
Fácil, rico y rendidor. Ideal para solteros y solteras que cuentan con un pequeño freezer y una vida agitada. Y si no tenés nada de eso, no te preocupes. Para vos también es la receta de hoy: invitas a tus amigos, que seguramente te lo agradecerán con un rico vino tinto.
Hoy, en el “Arte del buen comer”: empanadas de carne.
Cualquier cosa adentro de un pan es rica, seamos honestos. Una porción de queso, una presa de pollo, embutidos, verduras y hasta el genial dulce de leche.
Pero en este caso, además del sabor, contamos con la venerada ventaja de la practicidad. Llegás a tu casa después de trabajar, estudiar, jugar al fútbol, ir a la peluquería, recorrer el parque Rivadavia en busca de un libro o de los olvidados discos, de visitar a un amigo que se acaba de mudar, y te hiciste un huequito para ir al chino amigo y hacer las compras.
En la bolsa te trajiste:
20 tapas para empanadas (hojaldradas o criollas, las que más te gusten)
1 cebolla grande (o dos medianas)
½ morrón (el verde queda bien, si el bolsillo no te alcanza para gastar la barbaridad que sale el rojo)
1 kg de carne picada (con 700/800grs. también andás genial)
Sal, pimienta, ají molido
Un chorrito de aceite
Extra: Aceitunas (si te gustan y querés agregarlas al relleno, la recomendación de la casa es que las compres en tu verdulería amiga. Una bolsita: $2)
Y entonces, hacés lo siguiente:
Picás la cebolla y el morrón. Bien picadito eh. Sartén al fuego con ese chorrito de aceite, y salteás todo a fuego lento, muy lento, hasta que la cebolla quede como transparente y el morroncito blandito. Listo. Retirar y colocar en un gran bol (sí, claro, podés usar la ensaladera también).
Volvés la sartén al fuego, tal como está, y a fuego moderado, dorás la carne picada hasta que se cocine por completo (no deben quedar rastros rosáceos). Retirás de la hornalla y mezclás la carne ya cocida con la cebolla y el morrón que habías separado.
Sal, pimienta, ají molido (y si te gusta algún otro condimento, ¡adelante mi valiente!). Es el momento de las aceitunas.
Dejás enfriar y rellenás las tapas para empanadas. Si no te sale el repulgue, no te aflijas. Nos pasa a todos. Inventate uno o recurrí al siempre salvador tenedor.
Un rato de frío antes de cocinar, ¡y al horno!
Y si tenés freezer, haceme caso, guardalas entre separadores y congelalas. Cuando las quieras comer, van directo al horno, sin escalas. Te salvan.
Y para acompañar este regreso, otro que vuelve (el 23 de octubre en el Estadio de Vélez Sarsfield). Clásico argentino si los hay, en uno de sus momentos más polémicos: su más reciente lanzamiento.
Que los disfruten o lo discutan.
Charly García, “Deberías saber porqué” – 2009
8 comentarios:
Muy buenas. Saco aceitunas y meto huevo duro. Delicia!
Por supuesto que si Vicky!
Pero ojo al piojo eh: el huevo duro no conviene freezarlo (?).
Las empanadas de carne me parecen una asquerosidad, pero hace poco probé unas que estaban geniales y estoy cambiando de parecer (?)
seeeee, mi comida preferida!!! no ponerle aceitunas es de hereje traidor a la empanada y ponerle pasas de uvas es considerado un acto terorista
Un secreto revelador. Comer un poquito de la empanada, luego, como si fuera una milanesa, apretar un limón y que el juguito caiga dentro de la empa. Así a medida que vamos comiendo. De esa forma las comen los tucumanos, ellos saben :)
Y con las de pollo tb sale el limón como loco.
Yo las mojo en el café con leche.
Agregales comino y las podrás llamar empanadas.
Excelente la receta! A abrir las piernas para comerclas. Bien jugosas!
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